¿Qué es la Eucaristía?
- El altar está en alto, nos recuerda que representa un lugar, el sitio en el que aconteció algo muy importante: el Gólgota, un monte de Jerusalén. Cada vez que asistimos a la Eucaristía es como si subiésemos a ese monte, dónde Jesús fue crucificado, enterrado y resucitó. Ese lugar está aquí presente en este momento en la Parroquia de El Coronil. Cada vez que celebramos la Eucaristía, es como si entrásemos en una máquina de tiempo y nosotros estuviéramos como María al pie de la Cruz, siendo testigos de que Jesús entrega su vida por la salvación de todos nosotros. Y estamos corriendo a ese sepulcro que estaba vacío y vemos que la piedra estaba movida y que Jesús ha resucitado. Celebrar la Eucaristía, es hacer un gran viaje, en el tiempo, en realidad no es que seamos nosotros los que por la máquina del tiempo vayamos hace 2000 años, más bien es Jesús el que viene hasta nosotros y vuelve a entregarse como hizo hace 2000 años, entregar su vida en la Cruz por la salvación de toda la humanidad. Asistir a la Eucaristía, participar en ella es ser testigo de la entrega de Jesús en la Cruz y de su Resurrección. Decimos: “Anunciamos tu muerte, proclamamos tu Resurrección”. ¿Y como acontece este Milagro? No hay una máquina del tiempo ¿Sabéis como hacemos eso? Por un Sacramento: El Sacramento de la Eucaristía hace este gran Milagro de traer a Jesús 2000 años después como si hubiésemos estado allí presentes. ¡Qué importante es la Eucaristía! Para no olvidarla nunca.
En el Siglo XIII en Italia, Pedro de Prada, sacerdote, tenía dudas de si era verdad o no la presencia real del Señor en la Eucaristía, y sufría mucho con sus dudas. Su confesor lo envió a peregrinar a Roma y pedir ante la tumba del Apóstol, la fe. En la cripta de Santa Catalina, hubo un milagro mientras celebraba la misa, al partir el pan, ese pan sangró. El Papa mando que el enviaran los corporales manchados de sangre para venerarlos e instituyó a raíz de este acontecimiento que se celebrara la fiesta del Corpus. Fue un milagro de amor. Para que sepamos que está presente en el Sacramento Eucarístico está realmente el Cuerpo y la Sangre de Cristo.
Otro milagro de amor pasó en una Isla de Hawai, había mucha lepra. Y como los enfermes no eran curables, los llevaron a una isla. Y como nadie los atendía, el Padre Damián, belga, se fue con ellos, porque ellos tienían que comulgar, aunque estaban leprosos, y pasó mucho tiempo celebrándoles la misa. Sus dedos nunca se mancharon de lepra, con los que sujetaba la eucaristía.
¿Cuidamos cómo comulgamos? ¿Y la fidelidad a la eucaristía dominical?
En alguna sacristías pone: Sacerdote celebra la misa como si fuera la primera misa, celebra como si fuera la última misa, como si fuera la única misa. Pues tu recibe la comunión como si fuera la primera, la ultima o la única comunión. ¿Es esta tu actitud?
- Jesús, en la Eucaristía, está, no sólo está ofreciendo su vida por la salvación del mundo y luego se va, no, no se va, permanece con nosotros. Él nos dijo: “Yo estaré con vosotros todos los días hasta el fin del mundo”. Y nos acordamos que más allá de la celebración del Sacramento, Jesús permanece con nosotros. Y le reservamos en el Sagrario, ese lugar en el que veneramos, adoramos Su Presencia.
S. Agustin dijo: “Que nadie coma de esta carne sin haberla adorado”. La adoración es acogida permanente. Hay dos actitudes:
-espíritu de adoración. Reconocer al Señor, como alimento, nos conmueve.
-espíritu de caridad. Recibir a Cristo, es amar, a la entrega de nuestra vida, entregaremos por los demás, pensar en la felicidad de los demás.
¿hay indiferencia en tu corazón? ¿deseas adorar al Señor? ¿Cuáles son tus actitudes?
- Comulgar bien es prepararse para el Cielo. Sí, prepararnos para el Cielo. Es la preparación para el alimento que necesitamos para la Vida Eterna. “Quien come mi cuerpo y bebe mi sangre, tiene vida eterna y yo lo resucitaré en el último día”. Prepararnos para el Cielo. El Cielo comienza aquí cuando recibimos a Jesús y nuestra vida comienza a resucitar, cada vez que comulgamos bien. Es como un pequeño adelanto de la Resurrección: Comulgar bien. El mayor drama que puede existir entre nosotros, escuchadme bien todas las familias porque esto es importantísimo: El mayor drama es que no tengamos hambre y sed de Dios. Ojalá… la Virgen María es la persona más adecuada para que le pidamos esto: crecer en hambre y sed de Dios, de comulgar bien, de que la Eucaristía nos acompañe en todos los momentos de nuestra vida, que no sea un acto puntual, que sea un crecimiento continuo en nuestra amistad con Dios.
- La Eucaristía importantísimo para señalar es unirnos a Jesucristo es unirnos entre nosotros, es comunión: común unión de los que participamos de Jesucristo y a mí me importa, me afecta todo lo que les pase a los demás. Lo que dijo san Pablo: “¿quién llora sin que yo llore con él? ¿quién ríe sin que yo no ría con él? Yo participo de las alegrías y de los sufrimientos de mis hermanos porque todos estamos unidos a Jesucristo y nos duele el mundo, claro que nos duele el mundo. No podemos menos que sufrir, ¿cómo no vamos a sufrir, viendo que tantas personas a las que Jesús quiere también están sufriendo en este mundo? Hoy es el día de Cáritas, uno de los días especiales de Cáritas, porque comulgar es tener la común unión en Jesucristo.
Y a la Virgen María le pedimos que aumente nuestra hambre y sed de Dios y que como Madre que es nos una a todos nosotros como hermanos en torno a este Jesús que nos dice: “Amaos unos a otros yo os he amado”